martes, 15 de octubre de 2013

LOS CONDADOS CATALANES



   El 1 de septiembre del año 801, Ludovico Pío, hijo de Carlomagno y rey de Aquitania desde el 781, al frente de un gran ejército, arrebata la ciudad de Barcelona a los musulmanes. Entre los aliados que ayudan al conquistador, se encuentra el conde Berá, al frente de sus visigodos. Tras esta conquista, todo el territorio Barcelonés pasa a manos de los francos para formar parte de su imperio y se convierte en la capital de la Marca Hispánica, creada para la defensa del imperio contra los musulmanes.

   Al frente de este condado se designa a Berá, que no es de origen franco (al parecer era natural de la Septimania) quién además, tendrá autoridad sobre los demás condes de la Marca. Muy pronto, este primer conde de Barcelona, dicta una serie de medidas para favorecer a la población hispana, provocando una sublevación de los musulmanes. Además, como jefe de la Marca, intenta por su cuenta ampliar los territorios, al tiempo que  desvincularse del imperio franco y de su vínculo de vasallaje, por lo que en el año 820 es llamado a Aquisgrán y destituido de su cargo. A partir de ese momento, todos los condes que gobiernen Barcelona serán francos y muy vinculados a la corona, para evitar intentos de secesión.

   En el año 879, Luis II el Tartamudo, concede los condados de Barcelona, Gerona y Osona, a Wifredo “el Velloso”, puesto que sus familias siempre habían luchado a favor de los descendientes de Carlomagno. Estos condados unidos a los que ya tenía él, Urgel, Cerdaña y Conflent, le convirtieron en uno de los condes más poderosos, cuya dinastía fue conocida como la “casa de Barcelona” que durará mas de quinientos años.

   Y cuenta la leyenda que, militando Wifredo “el Velloso”, primer conde independiente de Barcelona, en el ejército del rey Carlos “el Simple” en su lucha contra los normandos que habían invadido el territorio franco, se distinguió en el combate, del que salió acribillado de heridas. El Rey lo visitó en su tienda y mojando sus dedos en la sangre de sus heridas, pasó por su escudo dorado marcando cuatro franjas rojas que el Conde adoptó por blasón. O bien simplemente se manchó los dedos, y los limpió sobre el escudo del Conde. Todo esto se tiene por fabuloso, porque los escudos heráldicos comenzaron en el siglo XII y este hecho ocurrió en el siglo IX. Y además se ha comprobado que el origen de las barras, está en los escudos que utilizaban los soldados aragoneses, que eran de madera cruzados con cuatro franjas de cuero.
  


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