lunes, 14 de noviembre de 2016

PORTUGAL INDEPENDIENTE



   Alfonso Enríquez, hijo de Teresa de Castilla (hija de Alfonso VI) y de Enrique de Borgoña, y por tanto primo de Alfonso VII de León y de Castilla,  por la parte del padre y de la madre (dos hermanos casados con dos hermanas), y  una vez muerto su padre en 1114, se subleva contra su madre con el apoyo de magnates portugueses y la vence en el Campo de San Mamede (cerca de Guimaraes) en 1128, apoderándose del condado de Portugal.


Alfonso I de Portugal (Guimaraes)
   Aprovechando las expediciones de castigo de Alfonso VII contra sublevaciones ocurridas en sus reinos, Alfonso Enríquez intenta ampliar su condado a base de territorios gallegos, leoneses y sobre todo castellanos, apoyado por García Ramírez de Navarra, pero en 1130 Alfonso VII le domina de nuevo y se reconoce vasallo suyo, lo mismo que volvió a ocurrir en 1137, cuando volvió a intentar sustraerse al poder del Emperador.

   No obstante el conde de Portugal continúa en su lucha contra los Almorávides y el 1 de octubre de 1139 los derrota en la batalla de Ourique (¿un arrabal de Lisboa?) y es aclamado por los suyos como rey. En 1147 conquistó Santarem, y el 23 de octubre del mismo año conquistó Lisboa, con ayuda de cruzados y barcos franceses e ingleses.

   Su primo Alfonso VII se reúne con él en Zamora y le reconoce como rey, pero sigue manteniéndole como vasallo, poniendo en entredicho la independencia de Portugal. Alfonso Enríquez recurre al Papa Lucio II, y tras entregarle una fuerte suma en 1144,  el Pontífice  reconoce su reino y a él como Alfonso I de Portugal.

   Después vendrían las guerras fronterizas contra sus parientes españoles, sobre todo contra Fernando II de León.


   A su muerte (6 de diciembre de 1185) el reino de Portugal estaba totalmente consolidado y reconocido por el Papa y todos los príncipes europeos.