Nacido en Galicia en el año 1105, hijo de la
reina Urraca (de Castilla y León) y de Raimundo (Ramón) de Borgoña, desde muy
niño queda al cuidado y educación de su muy fiel y leal ayo Pedro Froilaz de
Traba, conde de Traba del que recibe una magnífica preparación para reinar.
A la edad de 6 años, es coronado como rey de
Galicia el 17 de septiembre de 1111, debiendo soportar constantes peligros y
traiciones contra su persona, de su padrastro el rey de Aragón; de sus tíos los
condes de Portugal, de algunos magnates y nobles castellanos, leoneses y
gallegos, y a veces de su propia madre que, casada con el rey de Aragón y de
Navarra (Alfonso I) en segundas nupcias, pretende unir toda España en un solo
reino en las sienes de un hijo de ambos que nunca llegaron a tener.
En 1116, con tan solo 11 años, ya luchaba
contra los musulmanes en la frontera de Toledo. Fue armado caballero en 1124 en
la catedral de Santiago, apenas salido de la niñez. Tras el desastroso reinado
de su madre, se convirtió en la única esperanza de restauración del imperio de
su bisabuelo Fernando I y de su abuelo Alfonso VI.
Así, el 10 de marzo de 1126 es coronado en
la catedral de León, como rey de León y de Castilla, y el 26 de mayo de 1135,
coronado como emperador.
Tuvo que luchar contra los almohades, una
nueva secta africana que había vencido a los almorávides y ocupado su lugar en la España musulmana.
Mantuvo constantes enfrentamientos y
batallas contra su padrastro Alfonso I, para recuperar poblaciones castellanas
en manos del aragonés, recuperando Carrión, Burgos, Villafranca de Montes de
Oca, Castrojeriz, Herrera y Castrillo. También tuvo que luchar contra algunos
de nobles que se le sublevaron, sometiéndoles a todos ellos y pacificando el
reino. Una vez pacificado, realiza su primera expedición contra los moros,
llegando hasta Jerez en 1133.
Durante el reinado de Ramiro II en Aragón,
le prestaron vasallaje el propio Ramiro,
el rey de Navarra García V Ramírez y los condes de Barcelona, Tolouse y numerosos señores del sur de Francia.
Murió en 1157, volviendo a dividir sus
reinos, al dejar a su hijo Sancho el reino de Castilla y a su hijo Fernando el
reino de León.
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