Fernando I está considerado como uno de los
reyes más grandes que tuvo Castilla. Por su matrimonio con Doña Sancha, heredó el reino de León a la muerte de su cuñado Bermudo III, al que él mismo lanceó. Fue rey de Castilla y de León, de Asturias, de Galicia y de Portugal. Amplió sus dominios con las conquistas
que hizo a los musulmanes. A los que no conquistó, sometió a vasallaje. Por
ello se intituló emperador, y es conocido como Fernando I el Grande o el Magno.
El 1 de septiembre de 1054, su hermano
García IV Sánchez de Navarra, intenta ocupar tierras de Castilla, pero Fernando
no quiere un enfrentamiento con su hermano y envía a San Iñigo y a Santo
Domingo como intermediarios. No son escuchados por García, y así se produce la
batalla en los llanos de Atapuerca. García ha agraviado a varios de sus
caballeros y al no recibir la satisfacción que le piden se pasan al lado de
Fernando a la vez que uno de ellos le hiere mortalmente, falleciendo en los
brazos de San Iñigo. Su hijo Sancho IV es proclamado rey de Navarra en el mismo campo de batalla.
Fernando continúa con sus conquistas y
campañas contra los musulmanes que se niegan a pagar vasallaje, como lo hizo
contra al-Muqtadir, rey de Zaragoza en 1064.
Inicia
una campaña contra Valencia, pero en septiembre de 1065 enferma súbitamente, y
pide ser trasladado a León, donde fallece el 27 de diciembre de 1065.
Antes de morir, dispone la división del
reino entre sus hijos: Sancho hereda Castilla; Alfonso, León; García, Galicia; Urraca
la ciudad amurallada de Zamora y Elvira
la ciudad de Toro. Y todos ellos con
título de rey o reina.
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